Blanca Prieto
Nace en Villarramiel, Palencia, en el año 1934. Desde muy temprano siente inclinación hacia lo artístico, afición que cuenta con el apoyo de su madre, quien se convierte en el principal artífice de que su hija tuviera la posibilidad de acceder a este tipo de actividades que en aquellos años resultaban tan poco frecuentes entre las gentes residentes en un entorno rural.
Hacia 1953, se documenta la estancia de Blanca en Madrid, ciudad en la que reside durante un año para recibir clases de dibujo y pintura en un estudio situado en la calle San Bernardo de la capital, con objeto de preparar su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.
Por estas fechas se documenta su primera exposición que tiene lugar en Palencia lo que la permite iniciar su andadura profesional dándose a conocer entre el público local.
De nuevo en Villarramiel, continúa con su formación artística con la práctica de la pintura en un estudio que tiene a su disposición, junto a la lectura de libros de arte y revistas especializadas como la Revista de Arte Goya. No obstante pronto se da cuenta de la necesidad de salir nuevamente para de alguna manera consolidar sus conocimientos artísticos. De esta forma, en torno a 1962, se documentaría un segundo viaje a Madrid en el transcurso del cual tiene la oportunidad de conocer a los pintores Vázquez Díaz y Caneja, junto a la asistencia a la Academia Peña, lugar en el que continúa con su formación en las disciplinas del dibujo y la pintura.
También aprovecha su estancia en Madrid para realizar visitas a los museos y galerías más importantes, lo que le supone tener la oportunidad de mostrar sus trabajos al público madrileño en una de las salas más prestigiosas de la ciudad en su momento.
En su deseo por buscar nuevos horizontes pictóricos, Blanca decide en 1963 abandonar España y trasladarse a Hispanoamérica, residiendo en primer lugar en Brasil. Allí frecuente las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro. En la primera de ellas entra en contacto con un grupo de catalanes que trabajaban en temas publicitarios, lo que le permitió descubrir nuevas facetas desde un punto de vista artístico. En la segunda la embajada española le organiza y promociona una exposición con motivo del día de la hispanidad.
Durante su estancia en Brasil, su obra fue reconocida con diversas distinciones, y también tuvo la oportunidad de darse a conocer entre el público local al exponer en una de las principales galerías del país.
En 1964 se traslada a Argentina. Allí realiza alguna exposición especialmente en una de las más importantes galerías de Buenos Aires con éxito de crítica y público.
En 1965 regresa a España, volviendo de nuevo a casa de sus padres. Sin embargo, la vida en el pueblo no se ajusta a sus inquietudes artísticas lo que la lleva a trasladarse nuevamente a Madrid en el año 1966. En esa época acude como alumna libre a la Escuela de Cerámica de Rosales, debido al interés que desde siempre había despertado en ella el trabajo relacionado con lo cerámico. También comienza a presentar sus trabajos en galerías madrileñas que compagina con su presencia en ese mismo año en una sala vallisoletana.
En 1967 se traslada a Aranjuez, lugar en el que reside desde entonces. Allí continua desarrollando su trabajo artístico que compagina con la creación en 1974 de un taller donde imparte clases de pintura y cerámica, al mismo tiempo que se funda la asociación CRAC (Colectivo Ribereño de Acción Cultural) que se encargan de potenciar la escasa actividad cultural de la zona.
Tras la desaparición del taller en 1979, el ayuntamiento de Aranjuez le propone impartir clases de pintura en los talleres de arte y artesanía que a tal efecto crean a partir de 1980, y en los que se mantiene al frente de los mismos hasta 1993.
A partir de entonces y hasta la actualidad ha venido desempeñando una completa dedicación al trabajo pictórico con el interés por seguir experimentando nuevas vías y mostrar sus trabajos en diversas galerías.
En cuanto a los medios técnicos de los que se ha servido Blanca para la realización de sus cuadros, se debe indicar que desde siempre le ha interesado investigar con todo tipo de elementos justificado en la importancia otorgada a la materia. No obstante el óleo y el acrílico suelen ser las técnicas con las que generalmente concibe la mayor parte de sus obras. Los soportes utilizados han sido fundamentalmente tabla y lienzo, prefiriendo este último con el empleo de acrílicos.
Con respecto al proceso que la palentina suele seguir para la obtención de una obra, en general suele comenzar el cuadro con la aplicación de emplastes sobre el soporte pictórico con la ayuda de colas para de esta manera conseguir un efecto de relieve. Seguidamente utiliza el acrílico para colorear los relieves y en ocasiones recurre al óleo.
En cuanto a la gama utilizada destaca por un predominio de los tonos cálidos a base de rojos, marrones, tierras que permiten acercar la obra al espectador y al mismo tiempo plasmar ese íntimo y sencillo mundo interior que pretende comunicar con sus obras.
Con respecto al análisis temático de las obras de Blanca Prieto, según ella misma ha declarado, éste ha sido uno de los puntos que más cambios han experimentado a lo largo de los años. Así en sus primeras obras realizadas en su localidad natal se centraba fundamentalmente en motivos “tradicionales”, es decir, estampas de carácter costumbrista reflejado en escenas de matanza, retratos de su familia, bodegones etc.
No obstante, este tipo de iconografía pronto dejó de ser de su agrado lo que motivó un cambio en la orientación de su obra pictórica, para centrarse en los temas que en la actualidad parecen destacar en su producción.
Así, la figura humana es un motivo que desde sus orígenes ha estado presente en la obra de Blanca. Lo más significativo se observa no en el tipo de personajes representados, sino en el tratamiento que éstos reciben, pues lejos de ofrecernos una imagen más o menos convencional, se decanta por la representación de desnudos que muestan de manera explícita su cuerpo al espectador que los contempla.
Otro de los rasgos que llaman la atención de sus mujeres, se observa en el hecho de que la mayor parte de sus rasgos aparecen ligeramente difuminados, como envueltos en sombras, debido a la importancia que su autora otorga a la materia plástica lo que provoca que sus rostros aparezcan deformados y tan sólo se insinúen determinadas zonas estratégicas de la anatomía femenina.
También se puede indicar que en sus representaciones femeninas es frecuente encontrar la imagen de una vieja que actúa como acompañante del personaje principal, lo que le permite a Blanca establecer un juego entre vejez-juventud, e incluso dejarnos entrever determinadas insinuaciones que lo relacionarían en cierto modo con el personaje de la Celestina.
Al margen de los desnudos, en ocasiones se muestra interesada en ofrecer estampas de carácter cotidiano en las que los personajes se encuentran sentados en torno a una mesa. Pero sin duda lo más llamativo reside en la apariencia de estos seres que pese a ser humanos parecen más cercanos a espectros que emergen de las sombras.
En este tipo de escenas llama la atención el término que en ocasiones la autora ha utilizado, “vánitas”, como si quisiera hacer una reflexión acerca de la vida y la muerte, la fragilidad de la belleza carnal que se pone de manifiesto en el inevitable paso del tiempo y los fantasmas de la muerte presentes en los extraños seres situados en el fondo del cuadro, como queriéndose apropiar tal vez del sentido que este tipo de obras tenían en la época barroca.
Como complemento a los motivos dedicados a lo humano, conviene realizar una breve referencia a los cuadros de toreros que despiertan cierta curiosidad en Blanca debido a que suele utilizarles como pretexto para establecer el juego o la dualidad existente entre luz-sombra, valor-miedo, vida-muerte.
Otro de los temas tratados ha sido el paisaje. Tal vez esta denominación no resulte en esencia la más adecuada, pues no nos encontramos ante una paisajista propiamente dicha, aunque su utilización vendría justificada para referirnos a determinados cuadros que se caracterizan por ofrecer una panorámica del entorno rural que la autora conoce demasiado bien.
Uno de los rasgos que más llama la atención se manifiestan en el hecho de que ha tomado como referente pueblos reales con la presencia de plazas o la típica vista panorámica de las casas y la iglesia de fondo.
No obstante, lo novedoso parece observarse en la apariencia casi fantasmal que parecen ofrecer los “pueblos perdidos” como ella misma los ha denominado.
Nos encontramos ante vistas en las que la materia plástica adquiere una especial importancia, pues envuelve los perfiles arquitectónicos transmitiendo un efecto de ensoñación de encontrarse ante escenarios irreales pese a su procedencia del mundo real.
En la representación de sus pueblos parecen adivinarse también el interés por transmitir la sensación de aridez, solidez y dureza, elementos que no le resultan desconocidos al formar parte de sus propios orígenes.
Otro de los elementos que se pueden indicar, es la presencia de nieblas que envuelven a sus pueblos lo que origina una doble sensación por un lado un sentimiento de nostalgia, de sabor agridulce, melancólico y por otro la presencia de una atmósfera de misterio no exenta de cierto valor poético.
Por otra parte, durante los últimos años han aparecido en las pinturas de Blanca referencias a edificios románicos, en los que le ha interesado enfocar por encima de todo su aspecto externo, y en concreto recrearse en cada uno de los símbolos que ornamentan tanto las columnas como los arcos que enmarcan la portada de acceso.
La mayor parte de estos elementos poseen una naturaleza antropomórfica que la pintora ha reproducido directamente del natural pero donde lo más curioso quizá se observe en el tratamiento de los mismos, pues parece emerger de las sombras como si se tratasen de fantasmas que se mantuvieran al acecho.
También se puede apreciar como en algunos de sus cuadros, Blanca ha pretendido ofrecer un contraste entre la representación de las arcadas y los pilares que tienden a difuminarse en medio de una materia brumosa, y la puerta de madera que sobresale en el centro para de esta forma resaltar los imponentes herrajes que la recorren
Otro de los factores que conviene mencionar, lo constituye el que los símbolos que Blanca ha reproducido como emblemas del románico, parecen cobrar vida pues no se revelan como elementos estáticos sino en movimiento como si estuvieran levitando o flotando por la superficie pétrea en la que se encuentran inmersos.
Otro de los datos significativos y que algunos autores han resaltado, ha sido el deseo de centrarse en la representación de una serie de elementos en los que ha pretendido resaltar su belleza que habitualmente pasa desapercibida para el público. Y también el interés en ofrecer el transcurrir del tiempo de tal forma que dichas portadas se convierten en fiel testimonio del recuerdo de quienes pasaron por delante en el pasado.
Además, en ocasiones esta autora en lugar de ofrecer una representación general de los edificios románicos, se centra en la reproducción de los seres fantásticos que forman parte de la decoración de este tipo de obras donde lo humano y lo monstruoso tiende a confundirse.
Otro de los temas destacados son los bodegones, en su mayoría aparecen integrados por conjuntos de libros que se apilan sobre un estante o mesa acompañados en ocasiones por otra serie de elementos como por ejemplo botellas, frutas etc, lo que le relaciona con las escenas de interior ya mencionadas.
En estos cuadros se observa nuevamente el carácter nostálgico que parece sobrevolar toda su temática, y al mismo tiempo una especie de retorno a la idea de vánitas que se pueden observar en algunos de sus interiores, y que en este caso se encontraría presente mediante el reloj que inexorablemente marca el paso del tiempo.
Con respecto a los precedentes artísticos que se pueden señalar en la obra de Blanca Prieto, indicar la enorme influencia que sobre la autora parece ejercer la arquitectura románica cuyos elementos adopta en repetidas ocasiones como motivo iconográfico para sus cuadros.
Otro de los posibles precedentes tal vez sean ciertas conexiones con los representantes de la corriente informalista matérica, debido al interés que Blanca demuestra a la hora de experimentar con todo tipo de materiales. Con los que obtener diferentes texturas basados en el contraste o juego establecido entre el grosor del pigmento pictórico y dejar entrever parte del soporte que actúa como base.
Dentro del informalismo hemos creído observar ciertas referencias a Dubuffet en algunas de las obras de Blanca, basándonos en el tipo de texturas obtenidas en los motivos representados, y que aun salvando las distancias, le podrían aproximar al trabajo que el autor francés realiza de la superficie pictórica. En cuanto a figuras aisladas tal vez sea posible establecer ciertas referencias goyescas en la obra de Blanca, reflejado en la apariencia con que han sido representadas algunas de sus mujeres, que en cierto modo podrían traernos a la mente el tratamiento que el autor aragonés otorgaba a las mujeres en sus últimas obras. También determinados cuadros de esta autora puedan presentar reminiscencias de la estética solanesca por el tipo de ambientes creados, y sobre todo a las reminiscencias a la muerte que se encuentra presente en el diálogo establecido entre ésta y el hombre.
Otra de las posibles referencias serían ciertas reminiscencias a Vázquez Díaz, que se apreciarían en determinadas obras en las que Blanca trabaja en los años sesenta. En los que nos encontramos una ocupación del espacio y un tratamiento de la figura similar a los resultados observables en las obras del citado pintor.
Por otra parte, entre los autores locales se puede citar a Caneja, cuyo recuerdo pueda estar presente, aunque de forma lejana, en la representación de algunos pueblos a los que presenta con una apariencia como de masa informe con el campo de fondo y en ciertos casos observándose una distribución en bandas tal vez similar.
1958. Sala de Información y Turismo, Palencia.
1960. Sala de la Diputación Provincial de León.
1961. Caja de Ahorros de Oviedo.
1962. Galería Toisón, Madrid.
1962. Galería Alviac, Madrid.
1963. Galería La Ruche, Säo Paulo (Brasil).
1963. Galería de arte GEAD, Río de Janeiro (Brasil).
1964. Galería Witcomb, Buenos Aires (Argentina).
1964. Escuela de Artes Decorativas, Río de Janeiro (Brasil).
1966. Galería Grife&Escoda, Madrid.
1966. Caja de Ahorros Provincial de Valladolid.
1966. Obra Social Caja de Ahorros de Asturias, Oviedo.
1968. Galería Mainel, Burgos.
1972. Galería Universal, Madrid.
1975. Galería Lambert, Sevilla.
1975. Palacio Benacazón, Toledo.
1976. Galería Besayq, Santander.
1976. Caja de Ahorros Sudeste de España, Denia y Villena.
1977. Galería Picasso, Málaga.
1978. Caja de Ahorros y Monte de Piedad, Palencia.
1979. Casa de Cultura de Valdepeñas.
1979. Caja de Ahorros y Monte de Piedad, Aranjuez.
1980. Caja de Ahorros y Monte de Piedad, Manzanares.
1981. Casa municipal de Cultura, Puertollano.
1982. Caja de Ahorros, Cuenca.
1983. Caja de Ahorros Popular, Valladolid.
1984. Sala Juan de Villanueva, Aranjuez.
1984. Colectiva Artistas Palentinos Contemporáneos. Casa de Cultura Palencia.
1990. Caja Postal. El Escorial, Madrid.
1991. Seleccionada en certamen, Valdepeñas.
1991. Caja Postal El Escorial .
1992. II Feria de arte Santander.
1992. Galería Zenhid, Madrid.
1992. Galería Arnal, Villalba.
1992. Expo’92. Jerez de la Frontera.
1993. Galería Arnal, Villalba.
1993. Galería Arles, Madrid.
1993. H. Miguel Angel (colectiva).
1993. 2ª Feria de Arte, Santander.
1993. Galería Aitor, Vitoria.
1994. Galería Lidodegli. Ferrara, Italia.
1994. Galería Espalter, El Escorial.
1994. Instituto Cervantes, Marruecos.
1994. Galería Espalter, Majadahonda.
1994. Galería Millán, Villalba.
1994. Galería Arlés, Madrid.
1994. 3ª Feria Arte, Santander.
1994. Galería Aitor, Vitoria .
1994. Galería Arnal, Villalba.
1994. Sala Boart, Bohadilla del Monte.
1995. Galería Espalter, Escorial.
1995. Instituto Cervantes, Marruecos.
1995. Galería Espalter (Majadahonda).
1997. Galería Sardón, León.
1997. Galería Aitor, Vitoria.
1997. Galería Isabel de Farnesio, Aranjuez.
1999. Fundación Caneja, Palencia.
1999. Galería Coarte, La Coruña.
2000. Sala Juan de Villanueva, Aranjuez.
2000. Galería D’art Toranto, Barcelona.
2001. Galería de Arte Angeles Penche, Madrid.
1962. Medalla de Oro Exposición Sindical, Palencia.
1963. Medalla de Plata en el Salón Paulista de Arte Moderno, Säo Paulo (Brasil).
1963. Medalla de Oro, San Bernardo (Brasil).
1966. Medalla de Plata Día de la Provincia, León.
1971. Primer Premio Excma. Diputación Provincial de Madrid. Día de la Provincia.
1973. Tercer Premio Caja de Ahorros, Toledo.
1974. Segundo Premio Certamen del Vino, Medina del Campo.
1975. Primer Premio Concurso Villa de Guardo.
1976. Primer Premio Certamen Internacional de la Hispanidad, Guadalupe.
1977. Primer Premio Certamen Casino de Aranjuez.
1978. Segundo Premio Fiesta del Olivo, Mora.
1979. Tercer Premio Certamen Alcázar de San Juan.
1980. Premio “Empetrol” Puertollano.
1998. Accesit Centro Isabel D. Farnesio, Aranjuez.
1955. Ediciones del Excmo. Ayuntamiento de Palencia “Pintores Palentinos”.
1962. “Oleos de Blanca Prieto en Galería Albiac”, Amanecer Madrid (3 de Abril).
1963. “Pintura Ha Gead”, Jornaldo Brasil (24 de Octubre).
1963. “Mostra da Pintora Blanca Prieto”, O Jornal Rio de Janeiro (25 de Octubre).
1963. “Una Joven Pintora Española”, Pueblo Extra (6 de Agosto).
1964. “Artes Plásticas, Prieto en la Galería Witeomb”, La Prensa, Buenos Aires (10 de Mayo).
1964. “La austera España de los cuadros de Blanca Prieto” (Cordoba Iturburu), El Mundo , Buenos Aires (17 de Mayo) .
1965. “Cinco preguntas a Blanca Prieto”, Arriba (28 de Mayo).
1966. “Blanca Prieto en la Caja de Ahorros”, La Voz de Asturias, Oviedo (16 de Noviembre).
1975. “Blanca Prieto con La Santera de Tembleque”, Diario Palentino (12 de Julio).
1979. “Galería de Arte. Exposición de Blanca Prieto y Manuel Cepeda en la Caja de Ahorros y Préstamos de Palencia” (Felix Buisán), El Diario Palentino (22 de Octubre)
1981. Catálogo Segunda Bienal Nacional de Pintura “Ciudad de Valladolid”. ED. Caja de Ahorros Popular de Valladolid.
1983. “Blanca Prieto” (Mª Teresa Ortega Coea), Norte de Castilla, Valladolid (6 de Marzo).
1983. “Unas Palabras para hablar de Blanca” (Juan José Cuadros).
1984. “Artistas Palentinos Contemporáneos”, Ed. Excmo. Ayuntamiento de Palencia.
1992. “Blanca Prieto, Texturas labradas en su muro”, El Punto de las Artes (29 de Mayo).
1993. “Blanca Prieto Ensimismamiento y momentos recordados” (Guillermo R. Miugoruneq), Revista Espiral de las Artes (Noviembre / Diciembre).
1993. “EL Mundo sencillo de Blanca Prieto” (Antonio Nieto Huerta), Revista Espiral de las Artes.
1995. “De la dermis a la epidermis”, El Punto de las Artes (12 de Octubre).
1999. “Blanca Prieto. Ensimismamientos y momentos recobrados” (Guillermo Rodríguez Mingorace).Revista Espiral de las Artes. Núm.11/12. Pp.17-20. 1999.
1999. “El mensaje plástico de Blanca Prieto” (Ana Merino).En Blanca Prieto catálogo exposición en la Fundación Caneja. Del 19 de noviembre al 12 de diciembre. Ed. Excmo. Ayuntamiento de Palencia.
A.A.V.V. Diccionario de Arte CANART 95-96 (Barcelona 1996).
A.A.V.V. Diccionario de Arte España & Portugal (Madrid 1998, Arteguia 1998).
A.A.V.V. Diccionario de Artistas COntemporáneos de Madrid (Madrid 1998, Arteguia 1998).
Recortes de prensa
Blanca Prieto, Españolea con sus pinturas .
El Gran Mundo Pictórico de Blanca Prieto.